jueves, 7 de enero de 2010

Sabor a Miel y a Hiel

Amarte y desear no sentir nada por ti.
Sentir cada poro tuyo como se siente
la suave espuma de mar,
salpicada por chispas de fuego que lastiman la piel.
Sentirte es quemarse y extasiarse de tu olor,
de tu suavidad.
No existe amor sin dolor:
duele extrañarte,
duele saber tu destino,
duele que estés en lo más profundo de mi ser,
pero duele más que no estés.
Una vida ambivalente:
de amor y desamor,
de conciencia e inconciencia,
de alegrias y dolores,
de satisfacciones y frustraciones,
de angustias y esperanzas.
Y al final, lo que queda es la esperanza
de que el desenlace sea lo menos doloroso:
Pastillas de anestesia para el cuerpo,
para la mente y para el corazón,
amenesia para olvidar lo que duela.
Recordar sólo las largas horas de charlas,
de tiernas miradas,
de dulces besos,
y efímeros momentos de levitación,
de comunión,
de PAZ!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

cuantos sentimientos encontrados,
asi son las cosas que muchas veces nos propone el amor.


abrazo

Hortencia dijo...

Gracias David,
Así es...
...Un abrazo!
;-)